Soledad...

En mi mente estás... callada, dormida!

A veces en sueños oigo tu respirar,

comprendo tu lenguaje de plena agonía;

murmuras, sollozas, sin poder hablar.

Cuestiono a mis sueños y en mi cobardía

pretendo no oírte, todo sigue igual;

se pasan las horas, nace un nuevo día

con ellas la angustia del goze de amar.

Qué pasa? Qué debo de hacer alma mía?

Por más que lo intento no puedo cambiar;

es esa mi vida... tan torpe, tan fría

que ni aún en mis sueños te puedo tocar.

Y noche tras noche, obscura y sombría

lucho con la imagen y la falsedad;

que solo he creado, pues solo quería

tener mi pecado... con la soledad!